En este caso se utiliza el engaño, a través de citar una serie de disposiciones sin más, donde hemos comprobado que ninguna de ellas le permite tal desaguisado, por lo que de forma torticera hace pasar por legal una decisión que no le corresponde y por lo tanto es nula. Esta nulidad debería haberla decidido el Consejero de Administración Pública y Hacienda, pero no ha atendido nuestro recurso y ya no hay posibilidad de impedir este atropello, puesto que el fin para el que fue publicada ya se ha cumplido a plena satisfacción de los bares y discotecas y con el gran daño sufrido por los habitantes de este área urbana, que ven como sus derechos al descanso, a la salud y a la intimidad son violados con la colaboración de las Autoridades que según todas las disposición en vigor debería haber impedido y no apoyado como así ha sido.
Esta es la decepcionante realidad en la que vivimos. Todo el Estado de Derecho a nuestro favor. Todos los poderes públicos que deben hacerlo cumplir, a favor del desorden e incumplimiento flagrante y escandaloso.
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